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El siempre tres definitivo.
Que el siempre tres funciona es una obviedad. Es un juego de repetición, divertido, mágico y con un buen final. La estructura hace que sea muy todoterreno y, por eso, forma parte de tantas secuencias mágicas. Gabriel Gascón, aprovechando sus esponjas trucadas y buen hacer, le ha dado un empujón enorme. A diferencia de las versiones clásicas, la mano sale siempre vacía del bolsillo, las mostradas son clarísimas y toda la manipulación desaparece. Además tienes una vuelta de tuerca con el cambio de color antes del final y la desaparición completa (que puedes modificar según tus necesidades escénicas). El tamaño de las esponjas, los colores y la forma de hacerlo permiten presentarse en magia de salón y, para colmo, las esponjas trucadas te servirán para un montón de juegos más.
Incluye:
